Luces traseras para la bicicleta he tenido varias, alguna de ellas eran de bastante dudosa calidad, con un pulsador de tipo interruptor deslizante que probablemente no hubiese soportado ni un chaparrón. Cuando tuve mi último accidente y al tener que decidir una nueva iluminación trasera, aproveché para elegir la tecnología de láser.
Por desgracia los accidentes en carretera en donde están implicados ciclistas hay muchísimos, y van en aumento. No entiendo muy bien a qué se debe, con la cantidad de autovías y autopistas que existen, pero me parece -y así lo sugieren algunos estudios que he leído también sobre el particular- que hoy se conduce mucho peor que antes. Las vías rápidas están formando conductores muy poco acostumbrados a carreteras pequeñas, rurales y en donde hay que saber medir muy bien las distancias y "jugar" con el volante. "Manejar" de verdad el coche, en suma.
Acostumbrados a viajar en carreteras de autopistas o autovías, muchos conductores han adquirido "vicios" o reflejos que son poco prácticos en las carreteras de doble sentido. Eso unido a, por lo general, el poco civismo que hay entre los que conducen vehículos a motor, algo muy arraigado -por desgracia- en España: "yo tengo razón y me sé el código de circulación al dedillo"; "esto es así y el resto están equivocados y no saben conducir". Si a eso añadimos los "carlos sainz" y "fernandos alonsos" que te encuentras cada dos por tres, ya tenemos la receta para que ocurran las desgracias que ocurren.
Claro que también hay otra variante: la edad. Muchos conductores implicados en accidentes con ciclistas son ancianos, que incluso ni han parado su vehículo para socorrer al malogrado ciclista y lo dejan ahí, tirado como cualquier bicho en la cuneta. Para ellos el ciclista es "esa cosa molesta" que a veces les impide el paso o les hace "perder el tiempo" (perder el tiempo para en muchas ocasiones ir al bar del pueblo con los amigos a jugar la partida...), y que tienen que superar y adelantar como sea. Es ver a un ciclista y les hierve la sangre en las venas. Por eso ese tipo de gente, simplemente, no deberían ponerse al volante. Se olvidan -la verdad es que ni tienen en cuenta- que el ciclista tiene los mismos derechos que ellos, y que es un vehículo como cualquier otro y que en cualquier carretera comarcal, regional o camino, pueden transitar perfectamente y a quien no le guste pues que vaya por otra parte o que aparque el coche y vaya caminando.
Por supuesto, no hay que generalizar, también veo mucha gente que tiene una gran educación al volante y sabe respetar al ciclista, pero por lo general es así con "los otros", los que hacen que nos juguemos el tipo cada vez que salimos al asfalto.
Suelo andar mucho por carretera, no porque las sendas y trazados ciclistas no me gusten -también los uso-, sino porque trazados para ciclistas en mi región hay muy pocos, y la mayoría al ser compartidos con peatones son un peligro (perros sueltos, lazos y "trampas" que nos colocan...). Además, las carreteras secundarias te permiten ir a lugares en donde no puedes ir de otra manera.
Por desgracia carreteras secundarias y nacionales cada vez hay menos, muchas han sido sustituidas por autopistas o vías rápidas, y otras han sido eliminadas por el paso de aquéllas, así que nos obligan a hacer auténticos malabarismos en un país -como el nuestro- en donde casi todas las administraciones (por no decir todas) tienen su red de comunicación diseñada para ser usada por automóviles.
Hace treinta años, cuando hacía larguísimas rutas en bici, podía pasarme todo el día protegido en el amplio arcén de una carretera nacional. Eso hoy es muy difícil de encontrar -solo en muy contados trazados- y, las pocas que quedan, están llenas de peligrosísimas salidas y entradas a autopistas y autovías, donde los conductores creen que ya están metidos en la vía rápida -sin estarlo- y donde te juegas verdaderamente el tipo. Así que al ciclista solo le quedan las regionales, pequeñas, sin arcenes, con mal firme y mal mantenimiento. Un auténtico riesgo.
Hay dos cosas fundamentales que, para mí, son vitales y refuerzan la seguridad del ciclista con el fin de que sea visto: el chaleco reflectante, y la luz trasera. Por fortuna la tecnología ha avanzado y ahora es raro ver aquellos ridículos catadióptricos de antes, sustituidos casi siempre por iluminación eléctrica de tecnología LED.
Y es que en carretera es vital ser visto. Estamos de acuerdo que el ciclista, por lo general, es bastante bien visible, pero eso no basta: debe hacerse destacar. Desde estos últimos años llevo un chaleco reflectante que me pongo en los trazados o rutas de carretera. Hay chalecos específicos para ciclistas, pero normalmente son bastante caros y difíciles de encontrar (además, con determinada ropa no puedes ponértelo por fuera). Un truco para no ir con un chaleco convencional "como una vela al viento" es adquirir uno de una talla menor a la que usaríamos, de esta manera el chaleco se queda ajustado.
Y el otro punto vital para la seguridad es la iluminación. A veces veo por ahí a cicloturistas con esos minúsculos LEDs de pila de botón, con un único haz luminoso. Menos es nada, pero su utilidad deja bastante que desear, de hecho uno no se suele dar cuenta de su existencia hasta que está encima de él, lo que es un peligro.
Un sistema de iluminación de dos o tres pilas AAA no solo ofrecen más potencia sino, además, más autonomía. Y a fin de cuentas una pequeña pila AAA más o menos no importa, porque pesan muy poco.
Los buenos sistemas del mercado te permiten elegir entre varios patrones de luz, pudiendo hacer que se ilumine un LED de cada vez, o todos al mismo tiempo. Obviamente, lo más indicado y aconsejable es activar uno de los patrones en los cuales el mayor número de LEDs se enciendan al mismo tiempo. Yo suelo elegir el patrón de "pestañeo" de todos los LEDs al unísono, que es uno de los más visibles.
Hay patrones con coreografías muy lindas, que simulan el haz de luz frontal del coche "KITT" e incluso que pareciera que "bailan", pero es un error ponerlos: no vamos por ahí con esa iluminación para "entretener" a los que vengan detrás, sino por seguridad, así que mucho cuidado al elegir ciertos patrones porque podemos estar haciendo el "ridículo" usando un sistema de seguridad que no nos aporta ninguna seguridad porque lo usamos mal o incorrectamente. Ese tipo de patrones "divertidos" podemos activarlos cuando recorremos sendas ciclistas con otras bicicletas, pero en carreteras abiertas no son muy recomendables.
Todos los patrones suelen añadir la funcionalidad de intermitencia (algunos tienen opción de LED fijo también). La intermitencia es muy útil porque está sobradamente demostrado que el cerebro responde y reacciona más rápidamente a una señal luminosa intermitente, en lugar que a una fija.
Como os decía, además de los LEDs de iluminación el sistema que tengo actualmente lleva unos LEDs especiales, láser. Su encendido es opcional y, por razones de autonomía, conviene no llevarlos siempre activos, pero son muy útiles a la hora de transitar por sitios en penumbra o con sombras (carreteras boscosas), de noche, al ocaso, en invierno y con días nublados, o en túneles.
Existen también varios patrones de LED láser, los míos envían unos rayos hacia la carretera y forman en el asfalto unas líneas de seguridad para que los conductores las respeten. Forman unas finas líneas que en días claros son poco visibles, pero que debido a la potencia láser en días o zonas poco luminosas son realmente alucinantes. Por supuesto es solo una medida de seguridad más, pero que unida a los LEDs de luz colaboran a aumentar la seguridad.
Los láser están orientados hacia el suelo y hacia el exterior, y son varias ráfagas lumínicas de altísima intensidad y concentración, por esa razón debemos tener mucho cuidado con no desplazar los laser hacia los lados o hacia atrás, ya que podemos cegar (e incluso dañarles los ojos) a todos los que transiten a nuestro alrededor. Por esa misma razón debemos tener muchísimo cuidado en no dejar el emisor "levantado". A veces lo levantamos para activar la iluminación y, con las prisas, se nos queda en esa posición, lo cual en un sistema de LEDs convencional no pasa nada (bueno, sí pasa: que la seguridad que nos aporta la iluminación se va al garete) pero que en un sistema láser el daño que podemos hacer a los demás conductores puede ser muy molesto.
Recordemos que los láser salen en forma de malla y en todas las direcciones (en mi emisor en la zona interna del campo hay múltiples ráfagas que advierten al conductor de haber cruzado la línea de seguridad luminosa) con lo cual estaremos arrojando luz láser en todas direcciones. Es como si anduviésemos por la calle, para que nos hagamos a la idea, con veinte o treinta punteros láser en las manos.
Por esa misma razón este sistema no debería dejarse en manos de niños, a veces los padres son muy inconscientes con este tipo de dispositivos porque creen que son muy simples, casi como un juguete, cuando en realidad -sobre todo en algunos- no es así. De manera que, de instalarse en la bicicleta de un niño, siempre que se los pongamos al salir a la calle (por lo general podemos retirar el emisor del soporte) hacerlo siempre bajo la supervisión de un adulto, no solo por el daño a terceros sino que porque, jugando, puede dañarse las retinas él mismo o a sus amigos. Lo más recomendable para niños es comprarles emisores de LEDs convencionales, sin láser.
No está de más, para finalizar, que algunos conductores de vehículos a motor tengan en cuenta estos aspectos, algunos se quedan "hipnotizados" con los patrones de luz de los ciclistas, pero recuerden que si disponen de iluminación láser lo mejor es pasar sin mirar hacia el emisor directamente (hay que tener en cuenta que el haz de luz láser, al estar concentrado en un punto, si no lo miramos directamente podemos reducir notoriamente su potencial daño a la retina), porque nos puede cegar si el ciclista supera un bache del terreno y el emisor vibra o se mueve.
Por eso mismo -y por lógica practicidad- yo solo le enciendo la función láser en situaciones de escasa luz ambiental, pero hay ciclistas que ruedan tan temerosos por la peligrosidad de salir a la carretera que deciden activarlos todo el tiempo, aun a costa de disminuir la vida útil de las pilas o baterías.
La iluminación con apoyo por láser de alta intensidad me parece un gran avance para ciclistas pero, como todo, debe utilizarse con sentido común. De lo contrario puede convertirse en un arma de doble filo y causar accidentes que es, precisamente, lo que se trata de evitar.
| Redacción: RevistaBici.blogspot.com | Iluminación para tu bicicleta