Cuando me llegó la Orus FR100 me llevé una agradable sorpresa al descubrir que tanto el manillar como la potencia son de acero. Por supuesto, eso poco tiene que ver con "las bondades" de la bici, más bien es debido a que sea el modelo más bajo -de momento- dentro de la gama de Orus. Los modelos más elitistas poseen el manillar -e incluso la potencia- de aleación de aluminio.
Ahora bien, para ese elemento: ¿es mejor el acero o el aluminio? Voy a dar mi opinión y luego que cada uno decida.
Por supuesto, ambos metales tienen sus pros y sus contras. El aluminio es más ligero, y esa ligereza es su principal virtud a la hora de elegirlo frente al acero. El problema es que también es más difícil de trabajar y de soldar, y por eso es más caro y queda reservado a las gamas más altas.
Sin embargo, el aluminio no absorbe muy bien las vibraciones, no es muy flexible, y para hacer que sea más absorbente y aprovechar todas sus virtudes en cuanto a ligereza hay que hacer piezas con las paredes muy finas. Lógicamente, esto es imposible cuando hablamos de elementos que han de ser robustos de por sí debido a las elevadas tensiones a las que son sometidos, como las potencias, pero también los manillares (y, obviamente, las horquillas, y por eso casi no existen horquillas de aluminio).
Es obvio, claro está, que una pieza de aluminio siempre será más ligera que su correspondiente en acero. Pero aparte de en el peso, en las potencias y manillares son vitales otras características: la capacidad de absorber las vibraciones, y la resistencia mecánica, y en ambas cosas el acero gana por goleada al aluminio.
Resulta también evidente que podemos colocar una suspensión delantera, que minimiza en gran medida estos defectos en el aluminio, que es lo que se suele hacer. Pero si tienes colocada una horquilla de acero (o piensas hacerlo) entonces la cosa cambia, porque la comodidad será mayor con un manillar de acero. A lo cual hay que incluir si sueles rodar por terrenos escarpados, sendas, o fuera de asfalto.
En una bici (más que en un coche y que en una moto, claro) las irregularidades del terreno se notan muy claramente. Si no hay elementos que las absorban, será nuestro cuerpo (nuestros brazos y la parte superior, hombros, clavícula y cuello) quienes lo sufran y quienes recibirán esos minúsculos impactos, dando como resultado no solo que nos cansemos antes, sino molestias a la larga.
Por ello, si nos sentimos muy cansados o notamos molestias en esas partes del cuerpo tras varias decenas de kilómetros en bici, deberíamos considerar la idea de si el culpable sea el manillar y la potencia, sobre todo si son de aluminio. Ante esto tendríamos dos opciones: o cambiar la horquilla por una de mejor calidad, o probar utilizando una potencia y un manillar de acero.
En mi caso prefiero el manillar y la potencia de acero, aunque castigue algo el peso de la bicicleta, porque así, además, puedo elegir diversas horquillas sin preocuparme de que puedan dañar las zonas de contacto con el aluminio (ya comentamos esa problemática cuando hablamos de la corrosión del aluminio). Además, no necesitas prestar tanta atención a los pares de apriete, los cuales, en secciones de todas esas uniones manillar-potencia-dirección suelen ser muy elevados. Encima, la tornillería también suele ser de acero, que se lleva mejor con el acero. Obviamente la mejor solución sería el titanio, sobre todo en lo que respecta al manillar, una combinación ideal a un precio, eso sí, muy elevado.
| Redacción: CODE Intermedia | codeintermedia.com