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¿Qué es una bicicleta "fixie"?

Curiosas, deseadas y popularizadas por los mensajeros, ¿qué es una bici "fixie"? Una fixie (o "fixed") es una bici en donde se le ha despojado de todo lo que no sea esencial, incluso del juego de piñones libres. De hecho las fixies más puras carecen incluso de frenos. La pregunta que de inmediato nos surge aquí es: ¿y entonces, cómo se frena? Pues con los pedales. O, más propiamente, con el sistema de transmisión. No obstante hay que aclarar que existen modelos fixie que poseen un freno delantero con el que podemos apoyar la frenada de la rueda trasera y evitar que ésta patine, en especial cuando vamos a altas velocidades o el piso está resbaladizo. Y es que en la bicicleta fixie, al contrario que en las bicis convencionales, el piñón no es libre. Dicho de otra forma: los pedales (el conjunto de bielas y plato, en suma) nunca dejan de girar, siempre están en movimiento mientras la bici se mueva. En una bici normal cuando dejamos de pedalear, en una cuesta abajo por ejemplo, la bici continúa su marcha dando lugar a ese característico sonido "de cremallera". En una fixie, sin embargo, el piñón siempre está anclado a la rueda, y también a la cadena, por lo cual cuando dejamos de pedalear se produce un efecto de frenado y la rueda trasera se detiene.

La importancia de los pedales


Uno de los elementos que mas solemos obviar y que menos se suele tener en cuenta son los pedales. La mayoría de personas que tienen una bici para un uso esporádico suelen dejar los pedales que en la misma les han montado en fábrica, sin caer en la cuenta de la vital importancia de este componente. En un gran número de fabricantes, sobre todo de las gamas medias y bajas, los pedales suelen ser de plástico, carecen de calapiés (también llamados calas o rastrales), y tienen bastante resistencia a la rotación. Esa resistencia es la principal diferencia entre unos pedales de gama baja y unos pedales de calidad. El pedal debe rotar con bastante soltura sobre su eje, de hecho una vez instalados en las bielas deben ser capaces de rotar empujándolos con un solo dedo. Si no es así, estaremos desperdiciando energía y fuerzas al desplazarnos en bicicleta, ya que parte de nuestro esfuerzo lo gastaremos en mover el propio pedal.

Los pedales de calidad suelen llevar rodamientos con bolas, mientras que los pedales de baja calidad o baratos pueden llegar a rotar incluso con tornillos. Por lo tanto, no debemos caer en la trampa de ignorar este componente de nuestras bicis, más aún teniendo en cuenta que un juego de pedales sueltos de bastante calidad no es muy caro, suelen rondar los 15 €. Por ello, merece la pena cambiar los pedales de plástico de nuestra bici por unos mejores.

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