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Pon un buen sillín en tu bici y tu vida se volverá más cómoda


Durante estos meses el mercado de la bicicleta está experimentando su mayor auge y movimiento del año. Los días más largos, más horas de sol y también el buen clima invitan siempre a coger nuestra bicicleta y salir con ella de paseo o, incluso, hacer nuestras pequeñas rutas. Hay quien se atreve a servirse de este vehículo limpio, económico y fácil de mantener incluso para recorrer enormes distancias, por ejemplo en el camino de Santiago o en rutas turísticas de largo recorrido. Por supuesto, también hay quienes usan la bici para ir a trabajar, o para salir durante todo el año.

Normalmente de entre los componentes que forman la bicicleta nos solemos fijar en la transmisión, el cuadro, los frenos... Y no son pocas las veces en las que olvidamos uno de los elementos que más colaboran a que nuestro tiempo sobre la bicicleta se convierta en una tortura, o en un placer: el sillín.

Diferencias entre las llantas de doble pared, y las de pared simple


Cuando recibí mi bici hubo algo que, a diferencia de todas las demás bicicletas, no tuve que retocar: la alineación de las ruedas. Y eso hay que agradecérselo a que muchos de los modelos MTB actuales ya cuentan con llanta de doble pared. Por supuesto, también tiene que ver que elegí las ruedas de 26 pulgadas, que se descentran muchísimo menos que ruedas más grandes.

La doble pared en la llanta es algo a lo que cada vez están recurriendo más fabricantes, ya que sus ventajas son enormes. No obstante también tiene sus desventajas, la principal es que son más pesadas que una llanta convencional y, por ese motivo, las de doble pared son llantas todas ellas de aluminio. Pero aparte de eso todo son ventajas: nos permiten trabajar con radios menos largos (con lo que se gana en robustez) y la llanta tiende menos a la deformación, por lo que aguanta mejor los impactos y por eso son ampliamente utilizadas en disciplinas extremas del Mountain Bike como el downhill o descensos.

Familia de componentes de Shimano y diferencias entre ellos


Para una gran mayoría de los neófitos en el mundo de la bicicleta puede suponer un enorme galimatías la diferencia de denominación de componentes que existe en Shimano. El fabricante japonés dispone -por fortuna- de un amplísimo catálogo con infinidad de productos, pero si esto en ciertos aspectos es una ventaja, puede resultar un inconveniente a la hora de elegir un componente para nuestra bicicleta, ya que pueden resultar incompatibles entre sí.

Por regla general se debe respetar la misma familia de componentes para toda la bici (es decir: si elegimos Shimano Altus, lo bueno sería que toda la bicicleta tuviera esa gama). Pero a veces esto no es posible, en ocasiones por precio, y otras porque determinados elementos -como por ejemplo los frenos- no están disponibles en algunas familias dependiendo de su tecnología. En algunas familias solo podemos elegir frenos hidráulicos, y en otras solo frenos de tipo V, o Cantilever.

La importancia de los pedales


Uno de los elementos que mas solemos obviar y que menos se suele tener en cuenta son los pedales. La mayoría de personas que tienen una bici para un uso esporádico suelen dejar los pedales que en la misma les han montado en fábrica, sin caer en la cuenta de la vital importancia de este componente. En un gran número de fabricantes, sobre todo de las gamas medias y bajas, los pedales suelen ser de plástico, carecen de calapiés (también llamados calas o rastrales), y tienen bastante resistencia a la rotación. Esa resistencia es la principal diferencia entre unos pedales de gama baja y unos pedales de calidad. El pedal debe rotar con bastante soltura sobre su eje, de hecho una vez instalados en las bielas deben ser capaces de rotar empujándolos con un solo dedo. Si no es así, estaremos desperdiciando energía y fuerzas al desplazarnos en bicicleta, ya que parte de nuestro esfuerzo lo gastaremos en mover el propio pedal.

Los pedales de calidad suelen llevar rodamientos con bolas, mientras que los pedales de baja calidad o baratos pueden llegar a rotar incluso con tornillos. Por lo tanto, no debemos caer en la trampa de ignorar este componente de nuestras bicis, más aún teniendo en cuenta que un juego de pedales sueltos de bastante calidad no es muy caro, suelen rondar los 15 €. Por ello, merece la pena cambiar los pedales de plástico de nuestra bici por unos mejores.

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